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EL CONTENTAMIENTO. SANTOSHA

El contentamiento no es ni un pensamiento, ahora decido pensar que estoy contentada, ni es una emoción que aparece, ahora siento contentamiento. El contentamiento es un estado que se puede cultivar, podemos hacer acciones y elegir pensamientos que nos abrirán la posibilidad de entrar en un estado interno de contentamiento.

Contentamiento no significa estar contento, sentir alegria o felicidad. Se trata de un estado más profundo en el cuál, aún cuando estamos experimentando emociones desagradables, hay en nuestro interior una sensación de calma, de contentamiento con aquello que experimentamos. 

Una de las heramientos que sugieren muchos sabios es practicar el agradecimiento. El agradecimiento es muy poderoso y a menudo es suficiente para experimentar el día con más serenidad y plenitud. Empezar o terminar el día agradeciendo nos puede evocar un estado de calma y plenitud internas, de contentamiento. Cuánto más concreto y específico sea el agradecimiento, más fuerza adquiere. Por ejemplo:

  • Agradezco el día de hoy porque ha sido genial

Esta frase es muy ambigua, no es concreta y por lo tanto puede que la emoción de agradecimiento no sea muy palpable o duradera. 

  • Agradaezco cuando la conductora del autobús me ha esperado al verme correr y he podido llegar a tiempo al trabajo.
  • Agradezco cuando en esa conversación estaba a punto de decir algo pasivo-agresivo pero he podido frenarme  a tiempo y expresar lo que sentía con asertividad. 

Estas dos frases llevan consigo un hecho concreto con el que hemos visto satisfecha una necesidad propia. Es específico y podemos dirigir el agradecimiento hacia la situación, la persona y la necesidad atendida. 

Dicho esto, en ocasiones el agradecimiento no es suficiente para despertarnos un estado de contentamiento, o no para que este estado sea más duradero, que permanezca por largo tiempo en nosotras. Si por ejemplo, estamos en una etapa de nuestra vida en la que hay mucho dolor, tristeza o caos, puede que éstos sentimientos desagradables tengan más fuerza y ocupen más espacio del que puede ocupar el agradecimiento. Y esto es absolutamente natural porque el contentamiento no es una emoción fluctuante, sinó un estado profundo que surge del alma, no se puede generar de fuera hacia dentro, de pensarlo y sentirlo como el agradecimiento, sino que se genera de dentro hacia fuera. 

Los pensamientos y las emociones fluctúan, la realidad cambia, y el contentamiento es un estado que puede llegar a ser más permanente, más estable. Puede ser parecido a la aceptación profunda o a la ecuanimidad. Estando contenta o no con mi presente, puedo sentir contentamiento. Esto se consigue tomando la decisión de mirar la vida des de nuestro testimonio interno, des de la perspectiva de la observadora, de nuestro Ser, yo superior, supraconsciencia, alma… ponle el nombre que te guste. Podemos mirar aquello que nos sucede absortos en nuestra parte física (sentidos, cuerpo, emociones) y podemos mirar también des de nuestra parte interna o espiritual. En el plano físico nos toca experimentar el mundo a través de nuestra humanidad, y con ella los altibajos de pensamientos y emociones que nos hacen humanos y que nos permiten relacionarnos, empatizar con nosotras y con los demás. El plano físico es cambiante, los pensamientos cambian, las emociones vienen y se van, las personas cambian, el mundo cambia…Des del plano interno hay eternidad, esta observadora ha estado siempre en el mismo sitio, es la que ha podido diferenciar entre las fluctuaciones de lo físico y la inmutabilidad de la observadora. Y si, nuestras percepciones internas se han ido ampliando, con un poco de suerte nuestra perspectiva del mundo y de una misma se ha ensanchado con los años, se ha agudizado, pero la que observa es la misma, lo que ahora quizás ve más definición. 

Volvamos pues al contentamiento. No se trata de decidir “hoy voy a ser feliz, voy a sentir alegrúa y voy a estar contenta, pase lo que pase”. Esto puede inducir al contentamiento, la decisión de tomar el día con alegría es poderosa. Ahora bien, que nuestra intención sea de tener una perspectiva concreta, de mantener nuestro punto de mira en la consciencia interna; que nuestra intención no sea la de sublimar las emociones que surjan ese día y reemplazarlas mentalmente con una alegría impuesta. No hay nada más hiriente que negar lo realidad, que negar lo que uno siente, que tapar las experiencias. Se trata de no enmascarar el momento presente con prejuicios subjetivos, sean éstos “positivos” o “negativos”. Se trata más bien de observar el momento por lo que es, dejar que el presente se desvele frente a nosotras a cada instante, mirándolo des del alma. De este modo hay la posibilidad de que surja contentamiento, pues podremos vivir cada momento de manera plena en el plano físico, sintiendo las emociones que surgen, observando los pensamientos que generamos, pero tomando como base nuestra parte interna. Observando lo que fluctúa des de la mirada interna, fija y estable. 

En la filosofía del yoga se le llama Santosha. Este concepto lo encontramos ene l libro de los Yoga Sutras de Patanjali i forma parte de lo que Patanjali estableció como los ocho pasos del yoga, el ashtanga yoga (me refiero a la filosofía y no al estilo contemporáneo de yoga que lleva el mismo nombre). Éstos pasos es una propuesta de acciones que podemos realizar y practicar para alcanzar la liberación, el nirvana o iluminación. 

Y el segundo de los pasos son los Niyamas, actitudes internas que podemos cultivar, siendo una de ellas Santosha, el contentamiento. 

De la misma manera que la meditación es un estado interno y no una practica, el contentamiento tiene la misma naturaleza. Para llegar al estado de meditación utilizamos prácticas de concentración, pero ello no es meditar pues la meditación es un estado que surge. Lo mimo pasa con el contentamiento. Una no puede decidir tener contentamiento, pero si podemos realizar otras prácticas que nos abren la posibilidad a que surja el contentamiento.

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